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Hablando y sin palabras

Las apariencias engañan

Mi amiga k siempre ha deseado tener el retrato de un anciano, (anciano no anciana, que conste). Ésto se debe a que según ella se ven dulces y hasta cierto punto desprotegidos, con su rostro lleno de arrugas y su cabello blanco como algodon y esa sonrisita picaresca que nunca les falta.

Hay un centro comercial muy cerca de mi casa al que suelo ir frecuentemente, ya sea a dar un paseo, o a leer entre otras cosas. Ahí estaba yo con mi libro en el bolso lista para continuarlo en mi banca favorita. Resulta que la banca estaba ocupada por un ancianito de unos 70 años y cabecita de algodon.

El señor primero se mostró interesado en mi lectura, luego en mi vida personal (y en mi escote), después en mi vida laboral (y en mi escote) ya después me contó su vida pero seguía muy interesado en mi escote.

Lo insólito no era lo del escote sino en que sus preguntas se tornaron indiscrétas y hasta desagradables. Se vió muy interesado en mi novio y en cómo era nuestra relación, pidiendo pormenores de nuestros "encuentros afectivos". Me parece aberrante hacer mención de sus preguntas solo puedo decir que haciendo gala de toda mi paciencia y mi buena educación no me quedó mas que inventar una escusa para tomar mi libro, meterlo en mi bolso, desearle una buena tarde y alejarme los más pronto posibre de su ... compañía.

Él tan dulce me confesó el gusto que le había causado el conocerme y su deseo de un reencuentro.

En ése caso no diría que se trataba de un anciano desprotegido, mas bien lascivo y con sonrisa muy pero que muy picaresca !sin duda!

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